Tras la trágica noticia con la que nos encontrábamos este pasado viernes 3 de junio, en la que, tras un grave accidente de Luis Salom, piloto de Moto2, en el Circuito de Montmeló del GP de Catalunya, los médicos y responsables del Mundial de Motociclismo confirmaban lo que nadie queríamos oír: la muerte del joven piloto mallorquín. Con las causas exactas del accidente aun sin desvelar, desde Territorio Deporte queremos repasar, a modo de homenaje, su trayectoria profesional.
Luis nacía un 7 de agosto de 1991, en una familia propietaria de una prestigiosa tienda de motos de Palma de Mallorca, por lo que ya se podía intuir a qué se querría dedicar el pequeño Luis. Fue uno de esos niños que en la carta a los Reyes Magos no pedía videojuegos ni bicicletas y únicamente ansiaba con montarse en una moto y dar gas.
A los 8 años ya estaba dando que hablar y destacando en competiciones regionales, al conseguir ganar en el Campeonato Balear de Supermotard de 50CC y posteriormente dos campeonatos consecutivos de 125CC en categoría regional.
Su primer gran momento llegaría en 2007, cuando con tan sólo 16 años, Red Bull le dio la oportunidad de competir en el Campeonato de España de Velocidad (CEV) y, al año siguiente, comenzó a promocionarse en competiciones como la Rookies Cup, patrocinadas por la marca, donde obtuvo una más que meritoria cuarta plaza, que mejoraría en 2009 con el segundo puesto.
Y como todo trabajo duro tiene su recompensa, el jovencísimo Salom consiguió debutar en 125CC (ahora Moto3) en el Mundial de Motociclismo, como ‘piloto comodín’ en el GP de Jerez, con el equipo WRB Jack&Jones. Obtuvo una meritoria 19ª plaza. Según manifestó en repetidas ocasiones el propio ‘Luisito’, ésta es su carrera más recordada, ya que cumplía así el sueño de todo piloto de motos, de competir en el Mundial. En su temporada debut, disputó 12 carreras y acabó el Mundial en una honrosa 23ª posición. Los 21 puntos que obtuvo le supieron a gloria y le sirvieron de impulso para seguir creciendo.
Al año siguiente, ya en 2010, terminó 12º en la categoría de 125CC y ya varios equipos se lo rifaban, pues pasó de Lambretta a Aprilia. Tal fue la evolución de Salom y sus insaciables ganas de demostrar su talento encima de la moto, que en 2011 obtuvo un gran 8º puesto, aunque aún sin conseguir ganar una carrera.
Era de esperar que no tardaría demasiado, pues en 2012, con el equipo KTM y ya en la nueva categoría de Moto3, se hizo con el GP de Indianápolis, en otra carrera que él, desde allá donde nos esté viendo y su familia, recordarán con un cariño especial. Justo este año fue el de su consagración como piloto de referencia, pues peleó hasta las últimas carreras por el Mundial, aunque finalmente obtuviera el 2º lugar. Le siguió otro podium en 2013, con 7 victorias y un tercer puesto final.
Con las ansias y el hambre de títulos que le daba su juventud, Luis decidió en 2014 pasarse a la categoría de Moto2, donde fichó por el equipo Kalex, dirigido por Sito Pons, un histórico de este deporte. Pese a tener un gran maestro, fue un año de sobresaltos, donde desde caída (precisamente) en el GP de Catalunya, le hizo plantearse el cambio de equipo, por sus diferencias con los ingenieros y demás miembros de su escudería. Seguiría un año más, gracias al apoyo de su familia, siempre a su lado en los momentos difíciles y en los que le gustaba apoyarse en momentos donde tocaba reflexionar y sacar conclusiones.
El equipo SAG sabía de su potencial y no tardaron en hacerse con el joven mallorquín para esta temporada 2016, donde habían construido una moto súper completa y le habían puesto el equipo completamente a su servicio, conocedores de que presumiblemente ésta, sería la temporada donde Luis desarrollaría todo su potencial sobre el asfalto.
Desgraciadamente, una fatídica curva del circuito de Montmeló se llevó por delante todo lo que nos quedó por ver del mallorquín, un ‘Mexicano’, (como le gustaba que le llamasen) que siempre cabalgará a todo gas en nuestros corazones.
¡Esto va por ti, Luis! Descansa en paz, campeón.
