Quién nos iba a decir que en un país plagado de estrellas deportivas de la talla de Rafa Nadal, Pau Gasol o Fernando Alonso, una chica sonriente de apenas 22 años irrumpiera con tanta fuerza y con un deporte tan minoritario y desconocido para muchos como el bádminton.
Pues ahí está. Carolina Marín, una joven deportista onubense que a pesar de su corta edad ya es doble campeona de Europa y del Mundo, primera en el ranking mundial de su deporte y con la mirada puesta ya en traerse el oro de su especialidad en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Pero Carolina no sólo ha conseguido estos logros, o que la prensa deportiva de este país escriba y hable sobre un deporte que no sea fútbol, tenis o baloncesto. Esta deportista nos ha enseñado con sus triunfos una serie de valores que bien podríamos trasladar a nuestra vida diaria.
1. Sacrificio
A estos niveles deportivos, y con tan sólo 22 años, Carolina ha tenido que sacrificar muchas de las actividades de ocio de los jóvenes de su edad para entrenarse de forma dura. Sólo a base de sacrificio constante ha logrado ser la tercera jugadora europea en la historia en convertirse campeona mundial y la primera deportista de este continente en retener dicho título.
2. Confianza
Si a cualquier niño/a de hoy en día le preguntaras a qué deportista quisiera parecerse, es probable que la mayoría no saliera del mundo del fútbol o, como mucho, del tenis o el baloncesto. Sin embargo, Carolina tuvo la confianza de querer hacerse un hueco entre las más grandes de un deporte totalmente desconocido en España como es el bádminton.
3. Esfuerzo y tenacidad
Los primeros pasos de Carolina en el bádminton no fueron nada fáciles. Con apenas 14 años ya viajó a Madrid, a la residencia Blume y al Centro de Alto Rendimiento, para seguir con su preparación y sus entrenamientos. Atrás quedaron sus amigos, su ciudad natal y muchos de sus recuerdos. Por delante, muchas horas, días, meses y años de esfuerzo y tenacidad para ser la número uno. Son en total siete horas de entrenamiento, seis días a la semana. Ahí es nada.
4. Humildad
A pesar de lo que ha conseguido, Carolina sigue teniendo una apariencia frágil, muy sonriente y humilde. En la pista se crece como la gran campeona que es, pero sin embargo, una vez que sale de ella, se muestra como una joven de apenas 22 años que está empezando a vivir. Un ejemplo a seguir en cuanto a humildad y no dejarse llevar por los éxitos, que a la postre son tan efímeros.
5. Sobreponerse a las adversidades
La fe en sus posibilidades es algo que nunca le ha abandonado a Carolina en los años que lleva compitiendo. Ha tenido que superar numerosas lesiones, contratiempos que en ningún momento le han hecho caer en desazón, sino todo lo contrario. La onubense ha demostrado que se pueden superar todas las adversidades y volver a ser la mejor.
Lo bueno de todo esto es que, con apenas 22 años, se puede decir que Carolina Marín acaba de comenzar su carrera profesional. Le queda cuerda para rato, no sólo para ganar títulos y galardones individuales, sino también para seguir demostrando lo que una persona puede ser capaz de hacer en su vida diaria.