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¿Por qué compramos tantos décimos de lotería de Navidad?

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Regalos, comidas con compañeros, amigos y familiares, decoración, “look” completo para cada una de las celebraciones durante las fechas navideñas.

Además de los gastos habituales durante estas fiestas, hay una partida que cada año toma mayor protagonismo: la compra de décimos para el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad del 22 de diciembre.

De hecho, según los datos de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE), se espera que cada español gaste 73,84€ este año, frente a los 71,67€ del año anterior.

De modo que comprar décimos de lotería está justificado bajo el paraguas del denominado gasto social y, además, nos hace sentir bien y nos envuelve en ilusión, esperanza y alegría colectiva.

Según un análisis psicológico realizado por Top Doctors que analiza porque compramos comprar décimos de lotería de manera compulsiva, los motivos principales son la ansiedad anticipatoria y el pensamiento mágico.

Es decir, las causas son siempre emocionales, poco racionales, porque desde un punto de vista racional y de probabilidades, no jugaríamos nunca.

“¿Y si toca?”, el pensamiento mágico que mueve a la sociedad a jugar más a la Lotería de Navidad

Durante la época navideña, es común escuchar la frase “¿Y si toca?” en referencia a la lotería. Este pensamiento se repite más frecuentemente a medida que se acerca el sorteo del 22 de diciembre, y está relacionado con la expectativa y esperanza que genera participar en esta tradición.

Este tipo de reflexión también está vinculado a la llamada “ansiedad anticipatoria”. Se trata de un estado de preocupación o miedo hacia algo que ni siquiera ha ocurrido, pero que impulsa a muchas personas a jugar más por el temor de quedarse fuera si llega a suceder.

En este contexto, una parte importante de nuestra mente aún está influida por el pensamiento mágico, que incluye creencias irracionales, supersticiones y sesgos cognitivos. Aunque hoy en día existen loterías que ofrecen premios mayores, estas no cuentan con los rituales, tradiciones y la carga social que envuelven a la lotería navideña.

Además, esta lotería está rodeada de innumerables supersticiones que presionan para participar. La Navidad, al ser un período de reuniones familiares y alegría, asocia el «premio gordo» con otro “regalo navideño”, reforzando su valor emocional.

Por otro lado, es habitual compartir los décimos entre familiares, amigos o compañeros de trabajo, basándose en la creencia de que esto aumenta las posibilidades de ganar. Incluso existe la idea de que si alguien del grupo decide no participar, podría “gafarlos” y evitar que ganen, lo que genera una presión social hacia quienes no desean jugar. Esto último también se convierte en un factor importante que motiva a muchas personas a comprar un boleto para no desentonar con el grupo.

El perfil del jugador de Lotería de Navidad: muy lejos de la ludopatía

En España, cada año crece el número de personas diagnosticadas con ludopatía, una adicción al juego que, según diversas fuentes, afecta aproximadamente al 1% de la población. Sin embargo, el principal problema es que muchas personas que padecen esta adicción no reciben un diagnóstico, lo que dificulta su tratamiento.

A pesar de esto, el perfil de quienes participan en la Lotería de Navidad suele ser muy distinto al de alguien con ludopatía, incluso cuando compran un gran número de boletos. Mientras que los ludópatas tienden a buscar juegos donde perciben un alto riesgo en relación con el beneficio y sienten que pueden ejercer cierto control, los jugadores de la Lotería de Navidad participan principalmente por motivos sociales. Este sorteo está asociado a la tradición, el deseo de integrarse en el grupo y la conexión con costumbres profundamente arraigadas.

De este modo, los participantes en la Lotería de Navidad abarcan todas las clases sociales y géneros. Respecto a la edad, los expertos indican que suele ser al incorporarse al mundo laboral cuando las personas empiezan a jugar a este sorteo.

Y, ¿qué pasa después del 22 de diciembre?

El 22 de diciembre llega el momento de descubrir si hemos sido afortunados en la Lotería de Navidad. Si no ganamos, solemos regresar a una perspectiva más lógica y aceptar que “era poco probable ganar”. Sin embargo, muchas personas mantienen ciertas creencias y buscan razones para explicar el resultado, como pensar que “el número no era bueno” o que “no compramos suficientes décimos”.

A pesar de ello, esta fecha nos lleva a reflexionar sobre lo realmente importante en la vida, lo que ha dado lugar a que el 22 de diciembre también sea conocido como “el día de la salud”, destacando valores esenciales como el bienestar y la gratitud.

Redacción

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